¿ALGUIEN PENSÓ EN LOS NIÑOS?

por: Laura Alma Delia Bello González

El día de regreso a casa me encuentro con el empedrado de mi calle levantado. El malestar que me provocó ver esto fue tan grande que a pesar del cansancio del viaje y de ser la 1:45 a.m., no pude dormir, así que decidí escribir los recuerdos que a mi mente llegaron y lo que estebaba pensando en ese momento.

Aún recuerdo cuando doña Amelia gritaba a eso de las 10 de la noche: Josué, Mane, Valdo, a cenar. Y después llegaba mi hermana: Laura dice me mamá que ya te metas, y luego doña Guille: Rosa ya es hora. Irnos a dormir era lo triste de la noche, nuestro consuelo era que al siguiente día entre seis y siete de la tarde, los niños del barrio nos reuniríamos de nuevo, como todas las tardes, para jugar a las escondidas, a los encantados, a las ollitas, a los quemados, a lo que sea.

A mis 10 años no había cosa mejor que salir a jugar con los niños vecinos y eso hizo fijar mi atención en los niños que ahora viven en el barrio, por eso es que salí el siguiente día a preguntarles su opinión sobre el pavimento de las calles y comprobé que sin duda piensan que salir a jugar a la calle con los amigos es lo que más les gusta hacer por las noches, ellos dicen que con las calles en cementadas los carros pasan más rápido y ya no podrán jugar como antes. La solución que encontraron fue jugar en otras calles que aún no han pavimentado. Pero si el plan es pavimentar todo el pueblo, ésta solución no les durará mucho.

Que locura pavimentar las calles de El Grullo, ¿Qué no sienten el calor que hace y que últimamente se intensifica? No quiero ni imaginarme el calor que indudablemente se sentirá en mayo de éste próximo año.

Digo, estoy de acuerdo en que la calle estaba demasiado fea, y con muchos pozos, pero creo que el pavimento no debió ser la opción. A mi parecer un nuevo empedrado hubiera sido mucho mejor, no veo necesidad de que en una ciudad tan pequeña se le dé tanta importancia al tránsito de vehículos.

Con esto quiero hacer una invitación a las personas que viven en calles que aún no se han topado con la desgracia de decidir sobre pavimentar sus calles, que piensen en las consecuencias negativas del pavimento y que junto con los vecinos opten por una mejor decisión, no como lo hicieron los habitantes de nuestra calle.