domingo, 19 de diciembre de 2010

CULTURA Y CONTRACULTURA EN EL GRULLO ( I )

“Cultura” se deriva del vocablo en latín cultura, que significa “cultivar”. A rasgos generales, el término se aplica al cultivo y cuidado de cualquier cosa, y así, a la siembra de vegetales se le llama agricultura; a la crianza de pollos se le llama avicultura, etcétera. Al hablar de cultura, a secas, se entiende el acto de cultivar, de las facultades y valores humanos; a todo el conjunto de dichas facultades y valores también se le llama cultura. La cultura pues, abarca los conocimientos científicos y tecnológicos, lenguaje, artes, usos y costumbres de una persona, familia, comunidad o país entero.
La cultura, contrario a la idea de muchos, no es sinónimo de elitismo intelectual o educación solemne, pues la cultura surge de la experiencia y vida diaria y la suma de logros históricos, no del coeficiente intelectual o el tiempo dedicado a estudiar. Sociológica y antropológicamente existe exactamente el mismo nivel cultural en un recital de Mozart que en un partido de campeonato de fútbol y, a fin de cuentas, tanto la música clásica como el partido de fútbol son parte de una misma cultura: la occidental.
Pero la cultura es tan vasta que subdivide en varias clases, niveles y disciplinas, según los contextos y circunstancias: de esta manera, el concierto de música clásica se definirá como alta cultura o cultura académica mientras que el partido de fútbol se cuenta entre la cultura popular. Al tipo de cultura dominante y común a toda nuestra sociedad se le llama simplemente cultura principal, mainstream o “el sistema”.
Existe la llamada “contracultura”, que no es otra cosa que el conjunto de normas, valores y artes creativas de uno o varios grupos sociales, que se oponen al mainstream. Esta oposición no implica buscar un cambio e imponer sus ideas a los demás, sino simplemente ejercer su derecho a practicar cosas que el sistema no considera o acepta del todo. La contracultura se vincula con los conceptos y tendencias alternativas, independientes, underground y subculturales. Pero todas ellas, aunque pueden ser afines entre sí, todas son cosas distintas o todas pueden englobarse como contracultura.
La cultura underground se caracteriza por asumir abiertamente una postura de resistencia clandestina contra el sistema. Abarca casi exclusivamente artes creativas que no reciben apoyo corporativo, que de hecho no lo busca por darle prioridad a su contenido, sean técnicas, estilos o mensajes.
Lo independiente o indi, igual que el underground, se aplica estrictamente a artes creativas que no cuentan con apoyo corporativo; sin embargo, su principal característica es que no necesariamente busca una postura de oposición, pues en muchas ocasiones los artistas independientes tienen los mismos objetivos de progreso que el mainstream al punto de buscar los mismos espacios.
La subcultura por su parte, como su nombre indica, es una cultura surgida de otra más grande y no sólo abarca aspectos creativos sino políticos, sociales y hasta éticos, religiosos o sexuales. Muchas subculturas se originan primero como contracultura, pero existen otras que, más por oposición al sistema, surgen por evolución del mismo. Un ejemplo de subcultura serían los grupos ecologistas.
El término “alternativo” por su parte, se aplica a las tendencias que simplemente buscan ofrecer una alternancia a las opciones del mainstream, sean contrarias o no: las propuestas alternativas no siempre son culturas por sí solas, muchas veces sólo son ideas o experimentos sueltos que, a falta de definición, se agrupan todas juntas bajo la etiqueta genérica de “alternativo”.
El Grullo, por sus características, es un caso atípico en cuestiones culturales. Hasta hace algunos años, manifestaciones contraculturales marcaron la pauta en cuanto a la oferta de opciones de desarrollo artístico, por encima de muy pobres esfuerzos oficiales. A pesar de contar con un orgulloso pasado, rico en tradiciones y esplendor artístico, especialmente musical, las posibilidades de formación artística se limitaron durante mucho tiempo al estudio de música en la banda municipal, o a una academia de baile folclórico particular. Esporádicamente surgieron pequeños y débiles esfuerzos de formar y mantener grupos artísticos municipales, que no prosperaron más bien por la apatía, desinterés y diferencias políticas de las nuevas administraciones, que por la falta de talento y disposición de sus integrantes. Y aparecieron también otras posibilidades en la iniciativa privada y en las cooperativas, pero poco accesibles y en ocasiones pasaron desapercibidas.
En lo referente a espectáculos artísticos, la tradición prevaleció y la oferta siempre fue la misma, pues se buscaba complacer a un público específico, sin tomar en cuenta a la cada vez más demandante juventud, que gracias a los medios de información tenía ya acceso a múltiples propuestas artísticas que surgían en el mundo. Y al hablar de foros, a pesar de contar con dos construidos expresamente para ello, la apatía y desdén de la población forjaron una tradición que no desaparecerá: ofrecer espectáculos en un foro provisional en la explanada de la plaza de armas. Lo que no está del todo mal, pero que en muchas ocasiones es inadecuado para ciertos espectáculos y no permite que sean apreciados en su totalidad, y al final, la experiencia estética es pobre. ¿Y qué decir de espacios para las artes plásticas y la creación literaria?
Entonces, ante una oferta escasa y estática por parte de las autoridades; una tradición que cedía cada vez más ante el mainstream comercial y pocas opciones en la iniciativa privada, los jóvenes, ávidos de espacios para expresarse, propiciaron el surgimiento de la contracultura en El Grullo, no sólo en manifestaciones alternativas, independientes, undergrounds o subculturales, sino gestionando y presentando, incluso, eventos que son parte de la cultura oficial. Organizaciones como la SEG, el Colectivo Collage Cultural, el Colectivo Arte en el Jardín, la Muestra Internacional de Cortometraje y Cine Digital “La Goña”, Juventud en Movimiento, El Aroma de la Palabra, Colectivo Mixquic, y los grupos artísticos y musicales independientes expandieron y diversificaron la oferta artística, y enriquecieron la vida cultural de El Grullo con sus propuestas.
Pero actualmente parecen sumidos en una crisis. Y en cambio, la oferta oficial se renueva. Pero la experiencia nos dice que no hay garantía de continuidad. La esperanza sigue puesta en la contracultura. Y ésta nos ocupará en la siguiente entrega.

Néstor Daniel Santos Figueroa

Datos personales

Mi foto
Colectivo nacido en El Grullo con el fin de estructurar la organización del Festival de Arte y Cultura "Collage Cultural" en El Grullo. Luego de 9 años de realizarlo consecutivamente, el festival fue suspendido. El Colectivo ahora centra sus actividades en la difusión y gestión del arte y la cultura grullense dentro y fuera de El Grullo.