Esta
lucha por la Memoria
a todos aquellos que en un acto de resistencia
y rebeldía participaron y disfrutaron del Festival Arte en el Jardín, ese jardín
que por 8 horas al día es el territorio más agresivo de la ciudad… a mi pueblo…
Busco en mi
memoria. Busco en mis años. Busco en mis años vestigios de otros años. Busco en
mi memoria la memoria de mi pueblo. Busco la luz que encienda esa memoria, la
memoria que me ate y a la vez me haga libre. Y sin embargo, a mi alrededor no
encuentro. Solo veo lo que existe en lugar de lo que existió: objetos,
edificios, espacios que, inertes, dejan que llegue el olvido… Y me aferro a lo que aún me inspira, a lo que
mis ojos han visto estos años, por lo que han luchado mis manos, lo que han caminado
mis pasos. Y me pregunto:
¿Qué tan lejos
está El Grullo de mi patria? ¿Qué tan lejos de ese país que se esconde a su
memoria, que se abandona, que se deja pasar por el tiempo en manos de ladrones,
de traidores, de asesinos? ¿Qué tan lejos está mi pueblo de las muertas de
Ciudad Juárez, de Imelda Virgen en Guadalajara, de la lucha por los derechos de los maestros de
Oaxaca en el DF, de Alberto Patishtán, de la lucha zapatista en Chiapas? ¿Qué
tan lejos vivimos de la tragedia de la guardería ABC, de los muertos y desaparecidos
en la guerra contra el narco? ¿De verdad estamos tan distantes de Cherán, de
las policías comunitarias de pueblos que dijeron basta a la desconfianza y la
impunidad, de los jóvenes que ante la emergencia y el desastre nacional se reúnen
para buscar alternativas para el presente y el futuro? ¿Es tal la lejanía que
nos mostramos indiferentes a la discusión por una reforma energética que le
arrebata la soberanía al país? ¿Vivimos alejados de los efectos en nuestra
economía de una reforma hacendaria que nos cobrará el gusto de darle un hogar a
un perro, de buscar educación diferente para nuestros hijos? ¿No nos alcanzará
una reforma educativa que, para buscar la calidad en las escuelas permitirá el
cobro de cuotas acabando con nuestro derecho a una educación pública gratuita?
¿Qué luchas de las que se libran en el
país alcanzan a El Grullo? ¿Y qué decir de las propias luchas que libra El
Grullo? Una ciudad cuya economía zozobra, que cada vez abre más casas de
empeño, que envenena su fértil valle con el monocultivo de caña y el uso de
pesticidas y fertilizantes. Una comunidad en extinción que abandona su
cooperativa de consumo y le abre los brazos a las grandes empresas depredadoras
de las economías locales. Un municipio que en el pasado fue pionero en la
ecología del país pero al que le estorban los árboles, la tierra y los cambia
por concreto. Una ciudad cuya discusión política consiste muchas veces en dejar
crecer rumores y que exige a las autoridades obra pública y obra pública
olvidándose del desarrollo social y cultural de la gente.
¿Hasta cuándo El Grullo seguirá inmerso en
su propia inercia, en esa tendencia de transformar su entorno, de no conservar
su patrimonio, de no rescatar su identidad, sus espacios, y a su propia gente?
¿En cuántos años más la memoria de El Grullo quedará reducida a las
fotografías? Sin memoria no hay país. Sin memoria no es posible El Grullo.
Encendamos una luz por la memoria, por la memoria que rescate nuestra historia,
nuestra raíz, nuestra esencia. Que nos haga entender por qué somos grullenses,
por qué somos mexicanos. No olvidemos el contacto con lo sagrado, con el fuego,
con la lluvia, con la tierra, con nuestros propios corazones. Que el arte nos vincule
de nuevo con estos elementos, que la sana alegría nos devuelva nuestra
solidaridad, que nuestro orgullo cultural resucite nuestro orgullo cooperativo.
Consumamos lo local, apoyemos los esfuerzos comunitarios, y sobre todo, acerquemos
nuestros corazones al latir del corazón del país y sus luchas. Y luchemos por
El Grullo, por México. Levantemos la voz, levantemos el puño si es necesario.
Enciende una luz, y propaga el fuego. Por un país más justo, por nuestra comunidad.
Por El Grullo.
Escrito por: Néstor Daniel Santos Figueroa
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